Chasquidos reproduce un artículo de Anselmo Cobirán que obra en su archivo, publicado en octubre del 2006, ante la posibilidad de que muy pronto adquiera un interés excepcional por próximos acontecimientos.
El etarra más buscado
Quedáos con su cara. Es el etarra más buscado. Garikoitz Aspiazu Rubina, alias Arrano (águila) aunque en los medios es más conocido como Txeroki, supuesto jefe del aparato militar de ETA. La Justicia lo reclama por varios procesos y en la actualidad se encuentra en búsqueda y captura. Natural de Bilbao, complexión atlética, 1,85 de estatura, licenciado en Ciencias de la Educación Fïsica y el Deporte. Prueba de que la banda terrorista atraviesa un momento de debilidad es el hecho de que Txeroki, de tan sólo 33 años [en la actualidad 34], esté en lo alto de su organización. Su ascenso fue muy rápido y empezó desde la kale borroka, el vandalismo esporádico con el que la banda mantiene la sensación de miedo en las calles. Su bautismo de fuego, o su "ticket" como se denomina en argot policial a los delitos de sangre, fue el atentado en Algorta-Guecho (Vizcaya) contra el juez José María Lidón , asesinado a tiros por dos pistoleros a las 7,25 de la mañana del 7 de noviembre del 2001, cuando salia en coche del garaje de su domicilio, acompañado por su mujer, y seguido por otro vehículo conducido por su hijo. Txeroki fue identificado como uno de los que le dispararon.
El llamado 'proceso de paz' es apoyado por el jefe del aparato político de ETA, Josu Ternera, pero dentro de la banda existen discrepancias y Txeroki, responsable del aparato militar, está en contra y rechaza el abandono de la violencia si no es a cambio de la consecución del objetivo supremo: la autodeterminación de Euskadi. Es más, Txeroki se prepara para regenerar la banda si se da el caso de que este proceso fracasa y de ser así es de esperar que su ETA se radicalizaría todavía más hacia posturas de mayor violencia y crueldad.
Las diferencias entre el jefe del aparato político y el militar de ETA se evidencian. Por detrás de los gestos contrarios al proceso puede intuirse la mano de Txeroki, como el reciente robo de cientos de armas en Francia el inoportuno día antes de que el proceso se sometiese a debate en el Parlamento Europeo. O la violenta puesta en escena del comunicado que se leyó durante el homenaje clandestino que se rindió a los etarras caidos en el monte Arixulegi en Oiartzun, a pocos minutos de la frontare de Francia, con motivo del día del Soldado Vasco (Gudari Eguna), el 27 de septiembre, cuando unos encapuchados armados dispararon al aire siete simbólicos tiros, uno por cada uno de los territorios que se supone que integran la gran Euskal Herria. Ese acto, ilegal ya que hace una obivia apología del terrrorismo, congregó a cientos de personas pero fue convocado en secreto y entre el público es de suponer que había Policía infiltrada. También puede sospecharse que Txeroki inspiró un agrio comunicado subido de tono sobre el proceso de paz que publicó el Gara y desconcertó al Gobierno.
Txeroki fue quien encargó Javier Pérez Aldunate que asesionase al Rey. Le dio 9.000 euros para que se desplazase a Palma de Mallorca con el fin de recoger información sobre los sitios que frecuenta el monarca en sus visitas y atentar. Allí tendría que esperar la entrega de un arma en un lugar indicado. Aldunate partió de Francia, donde estaba escondido tras ser descubierta su pertenencia a ETA gracias a los documentos intervenidos en la detención de un cabecilla de ETA, y se desplazó a Barcelona en tren. En el viaje llevó una bicicleta para hacerse pasar por un cicloturista. Al llegar se alojó en una pensión de las Ramblas y durante su estancia compró un móvil en el Corte Inglés de la Plaza de Cataluña. Tenía instrucciones de aquirir un teléfono para facilitar su número cuando le entregasen el arma que al final no recibió. De Catuluña se desplazó por mar hacia Palma de Mallorca. El primer día lo pasó en un modesto hotel, pero después se instaló en un piso alquilado que compartió con dos mujeres. El presumido Aldunate, conocido como 'El metrosexual' entre agentes de lucha antiterrorista por su afición al gimnasio, debió de caer bien a un empleado del hotel porque le ayudó a encontrar casa, ya que fue quien le facilitó la dirección de ese piso. Permanció un mes y medio en la isla. En este tiempo investigó los lugares por los que se mueve el Rey en la isla, pero cuando acudía al lugar indicado para recoger el arma ejecutora nadie se presentaba, así que no pudo cumplir su misión. De todos modos, aunque le hubieran entregado el arma no hubiera tenido muchas posibilidades, por no decir que ninguna, porque el modelo que le iban a proporcionar tenía un alcance insuficiente para acertar el disparo a gran distancia.
Txeroki muestra mucho interés en la construcción de galerías de tiro subterráneas bajo el monte, difíciles de localizar, para formar a los pistoleros, y en los especialistas en electrónica, fundamentales para un atentado con explosivos.
ETA está en horas bajas y el perfil intelectual de sus integrantes también. Txeroki es uno de los pocos que cuentan con estudios superiores. La poca formación en los hombres de acción de la banda separatista es un inconveniente para su integración social en caso de que el supuesto proceso de paz prosperase. Expertos cuentan que en tiempos de mayor brío de la ETA, un hombre como Txeroki no hubiera alcanzado tanta responsabilidad en su organización. En su trayectoria ha cometido muchos errores. Su carácter es imprevisible y parece inconformista. Hace años, cuando estaba en niveles inferiores, escribió una carta en la que expresó su descontento con la dirección de la ETA y le valió un Consejo de Guerra en el que se jugaba su expulsión u otro castigo, aunque se salvó del correctivo. Tres votos a favor, frente a dos en su contra.