Cobirán en Pucela

La estación de tren de Valladolid parece un Ministerio. Su terminal es imponente. Leo en la prensa que los billetes del AVE costarán un ojo de la cara. La ciudad tiene algo que le falta a Cuenca, grandes espacios peatonales con jardines, pistas deportivas y otras zonas de esparcimiento, ideales para pasear sin tener que esquivar al resto de peatones.
Valladolid tiene fama de ser una ciudad muy conservadora. No me atrevo a hacer esa generalización ideológica, pero me dio la impresión de que su población está muy envejecida. Un domingo por la tarde los cafés estaban repletos de gente entrada en años. A Valladolid le vendría bien un toque más juvenil.
Desde la ventanilla admiré el fabuloso Centro Cultural Miguel Delibes, magnífico, recien inagurado, y la nueva sede que estrena las Cortes de Castilla y León. La catedral, enorme, me dio un vértigo placentero. La Plaza Mayor me pareció bonita, pero poco acogedora. Quizás influyó la baja temperatura que me helaba el cuerpo, pero no me importaría regresar a Pucela, ni vivir en ella.
Valladolid tiene fama de ser una ciudad muy conservadora. No me atrevo a hacer esa generalización ideológica, pero me dio la impresión de que su población está muy envejecida. Un domingo por la tarde los cafés estaban repletos de gente entrada en años. A Valladolid le vendría bien un toque más juvenil.
Desde la ventanilla admiré el fabuloso Centro Cultural Miguel Delibes, magnífico, recien inagurado, y la nueva sede que estrena las Cortes de Castilla y León. La catedral, enorme, me dio un vértigo placentero. La Plaza Mayor me pareció bonita, pero poco acogedora. Quizás influyó la baja temperatura que me helaba el cuerpo, pero no me importaría regresar a Pucela, ni vivir en ella.
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