Prensa tóxica

Admiro el aguante de los periodistas que han hecho el enorme esfuerzo de seguir un juicio tan largo como este que requiere una gran fuerza de voluntad para mantener la atención, pero discrepo con respecto al enfoque que ha dominado en las informaciones.
Los medios de referencia han cometido el error de dejarse llevar por la intoxicación en la que El Mundo incurrió para viciar este juicio y vender más periódicos con su chiflada teoría de la conspiración que se cae por su propio peso, esa que involucra a ETA en la masacre islamista de Madrid, un burdo ejercicio de amarillismo con el agravante de que se camufla bajo el formato de prensa seria que presume ser este diario dirigido por Pedro J.Ramírez.
Daba por sentado que el juicio del 11-M no iba a descubrir nada nuevo sobre los atentados, pero confiaba en que nos ayudaría a comprender lo que ya sabíamos. Por desgracia, la prensa estaba envenenada por El Mundo y en vez de dar sentido a las vistas pues se limitaba a confirmar hasta el absurdo que en efecto ETA no está detrás de los atentados. Así se explica que los medios se engatusaran con una polémica esteril sobre el tipo de explosivo que estalló en los trenes que para el gran público era ininteiligle. Aún no he conseguido pronunciar la palabra dinitrotolueno sin trabarme la lengua.
ETA no ha sido, ETA no tiene nada que ver, ETA no esta vinculada. ETA, ETA y más ETA, y mientras tanto se dejaban en segundo plano secuencias de la vista esclarecedoras para comprender lo que sucedió. El Mundo ha practicado un periodismo irresponsable, pero influyente, y ha corrompido al resto de cabeceras españolas, incluidas aquellas que negaron la delirante teoría de la conspiración.
En conlusión, la vista del 11-M desde luego no ha inspirado las mejores páginas del periodismo judicial español.
Los medios de referencia han cometido el error de dejarse llevar por la intoxicación en la que El Mundo incurrió para viciar este juicio y vender más periódicos con su chiflada teoría de la conspiración que se cae por su propio peso, esa que involucra a ETA en la masacre islamista de Madrid, un burdo ejercicio de amarillismo con el agravante de que se camufla bajo el formato de prensa seria que presume ser este diario dirigido por Pedro J.Ramírez.
Daba por sentado que el juicio del 11-M no iba a descubrir nada nuevo sobre los atentados, pero confiaba en que nos ayudaría a comprender lo que ya sabíamos. Por desgracia, la prensa estaba envenenada por El Mundo y en vez de dar sentido a las vistas pues se limitaba a confirmar hasta el absurdo que en efecto ETA no está detrás de los atentados. Así se explica que los medios se engatusaran con una polémica esteril sobre el tipo de explosivo que estalló en los trenes que para el gran público era ininteiligle. Aún no he conseguido pronunciar la palabra dinitrotolueno sin trabarme la lengua.
ETA no ha sido, ETA no tiene nada que ver, ETA no esta vinculada. ETA, ETA y más ETA, y mientras tanto se dejaban en segundo plano secuencias de la vista esclarecedoras para comprender lo que sucedió. El Mundo ha practicado un periodismo irresponsable, pero influyente, y ha corrompido al resto de cabeceras españolas, incluidas aquellas que negaron la delirante teoría de la conspiración.
En conlusión, la vista del 11-M desde luego no ha inspirado las mejores páginas del periodismo judicial español.
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