NUEVA TEMPORADA EN CHASQUIDOS. ANSELMO COBIRAN HA REANUDADO LAS PUBLICACIONES TRAS SU DESCANSO DE VERANO

jueves, julio 26, 2007

Improvisación

Érase una vez un narrador.
El narrador contaba muchas historias que brotaban de su imaginación.
Una mañana entró a un banco para contratar una hipoteca y comprarse la casa de sus sueños, un chalé a las afueras con piscina de color verde. El bancario le miró con mala cara porque un narrador gana poco dinero. Las historias que contaba gustaban mucho a la gente, pero su salario le daba lo justo para comer, beber, y en definitiva, sobrevivir.


- Hagamos un trato, propuso el bancario.

El bancario le ofreció un pacto. Le concedería la hipoteca al narrador a cambio de que le contase la mejor historia que conociera para impresionar a una mujer.
El narrador conocía muchas historias para seducir a mujeres de todos los tipos. Altas, bajas, feas, gordas, nerviosas, paradas, tristes, alegres.... Pero nunca las había contado porque le daba vergüenza. El narrador estaba soltero y no le importó revelarle una historia seductora al bancario. Se le acercó para contársela al oido.


- Para que esta hitoria funcione no la tiene que esuchar nadie más que la mujer a la que deseas. De lo contrario sus efectos serán imprevisibles. Estás avisado –previno el narrador.

El narrador salió del banco, derecho a comprarse la casa que añoraba, para bañarse cuanto antes en su piscina con agua tintada de color verde de río.
Una semana después regresó al banco para firmar el contrato de venta de su nuevo hogar. Le acompañaba la propietaria que iba a vendérserlo, una mujer atractiva y muy rica que vestía a la moda.
El bancario la reconoció en cuanto entraron a la oficina. La propietaria del chalé era la mujer a la que deseaba. Dos días antes le había contado la historia que le reveló el narrador. Pero el bancario era impaciente y como vio que pasadas las horas no surtía efecto, porque la mujer no le correspondía, se desesperó y fue a contarle la historia a otra mujer que también le gustaba.
El narrador se despreocupó por completo. Desde la última vez no había hablando con el bancario y no tenia ni remota idea del uso que habia hecho de la historia para seducir a mujeres. Inconsciente, el narrador se acercó con la propietaria del chalé a la mesa del bancario para firmar el contrato.
El bancario estaba rencoroso porque la mujer no cedía a los encantos de la historia.

- Firme usted ahí –le indicó a la elegante señora.

La mujer trazó una firma ininteligible en la que no se podía acertar a leer su nombre. A partir de ese momento la casa estaba en propiedad del narrador. El narrador estrechó la mano del banquero, satisfecho con la adquisición, e iba a levantarse del asiento para tomar la salida cuando de repente la mujer cogio el contrato que acababa de firmar y lo rompió en mil pedazos, ante el asombro del bancario, que no daba crédito a lo que sucedía.

- Me lo he pensado mejor. No quiero venderle el chalé al narrador. Se lo regalaré a cambio de una cosa.

El narrador se quedó pasmado por la repentina reacción de la mujer.

- ¿A cambio de qué?

- De que te cases conmigo.

El muy imprudente del bancario había echado a perder el poder de la historia y al habérsela contado a dos mujeres desencadenó este efecto inesperado. La dueña del chalé se había enamorado del narrador en vez del bancario.

"Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión", Anselmo Cobirán advierte de que en este blog no se consentirán comentarios de carácter ofensivo.