Secuestro en el mar del Caribe

El formidable trasatlántico, propiedad de una compañía portuguesa, pesaba veintiún mil toneladas y zarpó con cientos de pasajeros desde el muelle venezolano de la Guaira. El comando del DRIL estába formado por una veintena de integrantes a las órdenes de un grupo de gallegos y portugueses que subieron a bordo, unos con billete y otros como polizones. Los medios con los que contaban eran muy limitados. Armas prestadas y el dinero justo para comprar el pasaje.
El DRIL abarcaba a militantes de un diverso espectro político en el que figuraban desde anarquistas hasta comunistas o incluso liberales, pero en medio de esta diversidad ideológica todos tenían en común un afán antifascista que les llevó a emprender esta aventura contra los regímenes de Franco y Salazar. Ese idealismo inspira los planes para tomar el barco a los que de forma quijotesca denominaron 'Operación Dulcinea'.
En el asalto al barco resultaron heridas varias personas y un oficial portugués murió de un disparo. El trasatlántico quedó en paradero desconocido y la compañía propietaria pidió ayuda al Gobierno estaodounidnese para que lo interceptase.
Cinco días después del secuestro, el presidente de los Estados Unidos anunció en televisión que el navío había sido localizado en un lugar próximo a la desembocadura del Amazonas. Kennedy envió una flota a que vigilara el trasaltanteico secuestrado y un almirante de la marina subió a bordo para negociar.
En la prensa española se publicaba información imprecisa y sesgada sobre el acontecimiento. Periódicos afines al régimen hablaban de que los miembros del comando eran más de un centenar, cuando apenas eran veinte, y se referían despectivamente a su maniobra como un vulgar acto de piratería acometido por chiflados. La actitud del presidente Kennedy fue criticada. Al legendario JFK se le acusaba de actuar con demasiada tibieza al no ordenar el abordaje del trasatlántico.
J.F. Kennedy no procedió con contundencia contra el DRIL porque la hazaña de su comando en el fondo despertaba una cierta simpatía al entenderse como un gesto a favor de la democracia.
Las conversaciones con los secuestradores condujeron a un final feliz y el trasatlántico tomó rumbo hacia Brasil, donde el recién elegido presidente de este país americano,Jánio Quadros, estaba dispuesto a conceder el derecho asilo político a los revolucionarios. El barco atracó en el puerto de la ciudad brasileña de Recife. Allí en Brasil surgieron discrepancias entre miembros del DRIL y el movimiento terminó por disolverse.
El secuestro del trasatlántico fue un bombazo informativo y a la prestigiosa revista Time se le vendió en exclusiva unos documentos que aportaban nuevos detalles sobre la 'Operación Dulcinea'. Sin embargo con el paso de los años esta aventura desapareció de los periódicos y pasó desapercibida, aunque gracias al documental dirigido por Margarita Ledo Andión (Castro de Rey, Lugo, 1951) esta historia apasionante cobra actualidad de nuevo.
El documental 'Santa Liberdade', ópera prima cinematográfica de esta catedrática, se presentó en el 2004 y es una producción en la que participan España, Portugal, Brasil y Venezuela. Dura 87 minutos en los que se recogen declaraciones de algunos de los protagonistas de la hazaña y reveladoras imágenes del secuestro que existen gracias a que las grabó uno de los pasajeros del barco con una cámara Super 8.
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