Procesión de las Borrachas
Esta Semana Santa no será la primera en la que se ve a una mujer entre las Turbas porque en otros años no faltó alguna fresca que se atreviera a mezclarse entre los hombres con su tambor, pero la diferencia con otros años estriba en que esta vez las mujeres que cumplieron con los requisitos tendrán permiso para hacerlo.
Tras la Asamblea de este sábado en la que, rompiendo la respetable tradición, se admitió la inscripción de tres mujeres en el Grupo Turbas, en los próximos años se agregará un número cada vez mayor de féminas a esta procesión hasta distorsionarla por completo, a no ser que la decencia se imponga y sea reinstaurado el orden de la costumbre. Los machistas estarán contentos porque es poco femenino que una mujer se mezcle en esta procesión.
A los progres de mentirijilla les complacerá la entrada de las mujeres en las Turbas. Proclamarán que es un derecho la igualdad entre hombres y mujeres. Esos progres cutres que al hablar deforman el lenguaje de género y dicen "los ciudadanos y las ciudadanas" para que ni unos ni otros se sientan excluidos. Ahora dirían "la procesión de los borrachos y las borrachas" porque conviene recordar que esos mismos progres suelen arrastrar una fama de despreciar la religión y presumen de que no les importa herir la sensibilidad de los católicos.
Alterar la procesión de las Turbas en nombre de una pretendida igualdad, pura hipocresía sexista, es un atentado contra una seña de identidad de los conquenses. Decía un portavoz de la Junta Regidora del Grupo Turbas que autorizar la incorporación de la mujer ha sido un "proceso natural", pero a mi me parece todo lo contrario: es monstruoso.
La procesión Camino del Calvario no es el metro de Tokio, pero que se acuerden de esto cuando en un posible futuro se produzcan disturbios indecorosos durante el desfile.
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