NUEVA TEMPORADA EN CHASQUIDOS. ANSELMO COBIRAN HA REANUDADO LAS PUBLICACIONES TRAS SU DESCANSO DE VERANO

martes, marzo 13, 2007

El Diablo estafado

Érase una vez un periodista que decidió vender su alma al diablo a cambio de un despacho en el Gobierno. El diablo cumplió con su palabra y a cambio de su alma le concedió un bonito gabinete de prensa con vistas al centro y una secretaria boba ligera de cascos que insinuaba su escote cuando le traía el café.


El periodista era feliz en su nuevo gabinete. Ganaba más del triple que cuando escribía noticias para un medio de comunicación local. Había ganado calidad de vida. Al aumentar su sueldo se compró una casa y un coche de 16 válvulas, pero antes el salario que percibía no le daba ni para comer pan fresco todos los días. El Gobierno estaba contento con sus servicios. El periodista manipulaba como nadie y criticaba con crueldad a la oposición. Escribía mal, pero eso no importaba, porque a fin de cuentas se le entendía.


Pero el diablo se arrepintió de haber comprado el alma al periodista porque al recibirla se dio cuenta de que no valía para nada y se sentía estafado. Los diablos son grandes comerciantes e intercambian sus almas en un mercado de compraventa.


El diablo puso en venta el alma del periodista en este mercado, pero nadie la compraba. Probó a bajar el precio, pero tampoco. El alma de los juristas, de los fontaneros y de los peones de construcción se cotizaba mucho más alto, pero por la de un periodista que la vendió a cambio de un miserable gabinete nadie daba un duro.


El mercado de compra venta de almas era muy dinámico. Cada día se cerraban cientos de operaciones. Las almas de los periodistas habían provocado la quiebra de muchos diablos así que todos los que se arruinaron decidieron unir sus fuerzas para buscar una solución. De manera que se reunieron en lo más profundo del infierno y tomaron la determinación de devolver las almas a los periodistas.


Al instante todos los periodistas fueron despedidos de sus gabinetes y quedaron en la calle. De disfrutar un sueldo alto, pasaron a conformarse con un miserable subsidio de desempleo y aquellos políticos que antes habían admirado su trabajo de manipulación ahora les despreciaban porque el diablo ya no tenía en su poder sus almas.


Ese mismo día la cotización de las almas de los políticos marcó un alto histórico en el mercado del infierno.


"Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión", Anselmo Cobirán advierte de que en este blog no se consentirán comentarios de carácter ofensivo.