NUEVA TEMPORADA EN CHASQUIDOS. ANSELMO COBIRAN HA REANUDADO LAS PUBLICACIONES TRAS SU DESCANSO DE VERANO

miércoles, febrero 07, 2007

Tinta Fresca

La secretaria se cortó el dedo al pasar la última página del libro con el que se entretenía en los ratos libres en la oficina. Cortarse con el borde de un papel es ridículo, pero le dolía. El dedo comenzó a sangrar y se lo metió en la boca para tapar la hemorragia. Dejó la lectura para el día siguiente, pero la despidieron antes.


En la oficina corrían los rumores porque nadie sabía por qué la despidieron. Unos decían que era la amante del jefe y entonces su mujer le había obligado a deshacerse de ella, pero mentían. El conserje, muy cotilla, seguía los pasos de todos los empleados y siempre que podía aguzaba el oido para captar conversaciones confidenciales, pero no se había enterado de cuál era el motivo. La mujer de la limpieza chismorreaba que el jefe la apartó por celos porque estaba enamorado de ella y acababa de echarse novio. Habladurías.


La secretaria se cortó el dedo porque estaba nerviosa. Sabía que la vigilaban. Un detective la espiaba desde que entraba a la oficina hasta que salía a última hora de la tarde y había descubierto por qué perdió su trabajo, pero murió. El cadáver del detective apareció en los lavabos de señora con arañazos en el cuello.


La policía se puso a investigar el crimen y registró la oficina. Sobre el escritorio de la secretaria aún permanecía el libro que dejó de leer poco antes de que la despidieran. En la última página los agentes osbervaron restos de sangre que coincidian con la mancha de un pañuelo que apareció en el cadáver del detective. Las pistas dirigían las sospechas hacia la secretaria y la detuvieron en un apartamento a las afueras en el que vivía sola. La arrestaron a primera hora de la mañana. Un agente la agarró por el brazo y la condujo a una patrulla con brusquedad, pero tuvo la delicadeza de cubrirle la cabeza para que no se golpeara al entrar en el vehiculo por la puerta trasera. Otro policía estaba al volante.



- ¿Por qué no me esposas? -preguntó la secretaria desafiante.



Pero nadie contestó. La parte trasera de la patrulla estaba separada de los asientos delanteros mediante una rejilla metálica que la encerraba. Permanecieron en silencio durante todo el trayecto hasta que llegaron a un cuartel y la llevaron a una sala sórdida con una mesa de contrachapado y una silla rígida donde le mandaron sentarse y la dejaron sola. El tiempo que pasó hasta que entró otro policía al que no había visto antes, un hombre corpulento con la cara cubierta con un pasamontañas, se le hizo eterno.


¿Por qué despidieron a la secretaria?
¿Quién mató al detective?
Continuará....

"Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión", Anselmo Cobirán advierte de que en este blog no se consentirán comentarios de carácter ofensivo.