
Apúntelo en su agenda, no sea que se le olvide y falte a la cita. Hoy, viernes, 22 de diciembre está convocado un orgasmo masivo. La idea parte de una
pareja de pacifistas californianos que piensan que si miles y miles de tortolitos, millones incluso, copulan a la vez irradiarán energía positiva al mundo. Encantador. Una pareja de pacifistas californianos. Me los imagino a los dos con pinta de surferos a bordo de una furgoneta hortera de
colorinches con tablas en la baca y rumbo a la playa para deslizarse sobre las olas. Por probar no se pierde nada, pero el consumo de energía se promete tremendo si esta pareja de yankis, a los que también me imagino fumando porros, tiene éxito de convocatoria. Lo que no sé es la hora exacta a la que habrá que ponerse de acuerdo para darle rienda suelta a la
líbido. Pero no basta con hacerlo. Tras el acto deben concentrarse los pensamientos en la paz mundial. Nada de fumarse un cigarrito para relajarse del esfuerzo, no, hay que pensar en la paz mundial. Las posibilidades son infinitas. El conflicto entre palestinos e israelíes, los sueños atómicos de Ahmadinejad en Irán, el precio del crudo, el turbante de Osama Ben Laden o el utópico proceso de Pazatero, perdón, Zapatero, para reconciliar a los vascos. Las farmacias no van a dar abasto. Ya me entienden. Este
ritual tal vez provoque un nuevo
baby boom de pacifistas. Haz el amor y no la guerra.
Los pacifistas californianos han elegido precisamente hoy para convocar su orgasmo masivo. Hoy que Pazatero, perdón, perdón, quiero decir Zapatero, recibe al líder de la oposición. Me refiero a Rajoy, claro. Se reúnen para hablar de la milonga del proceso de paz en el País Vasco mientras los niños de San Ildefonso se desgañitan cantando cifras en el sorteo de Lotería de Navidad. Suerte.
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