La pantalla obediente

EL PRESIDENTE: Me muero por verle. ¿Está aquí?
LA SECRETARIA [en pie]: Sí, señor, está en la salita de espera. Ahora mismo lo hago pasar.
La secretaria se marcha. El presidente se queda sólo y comienza a morderse las uñas con nerviosismo hasta que el REY de LA TELE entra en su despacho vestido de torero haciendo pases con su capote.
EL PRESIDENTE: Olé, olé y olé el salero.
EL REY DE LA TELE: Gracia que uno tiene.
EL PRESIDENTE: Estaba esperándote. Siéntate. ¿Han llegado ya los resultados de audiencia? [vuelve a morderse las uñas]
EL REY DE LA TELE: [se cala la montera hasta las orejas]. Malas noticias.
EL PRESIDENTE: [sobresaltado] ¡Cómo que malas noticias! Te dije que nada de eso. El Gobierno quiere noticias felices. Satisfacción, inauguraciones, estadísticas que suben como la espuma...
EL REY DE LA TELE: No es eso. Las noticias del informativo están a tu gusto. [su silla comienza a tambalearse] Es que hemos perdido audiencia. En octubre perdimos algo más de un punto de share. En concreto 1,2 puntos.
EL PRESIDENTE: ¡Maldición!
EL REY DE LA TELE: No se cómo ha podido ocurrir. Pensé que los toros gustaban a todo el mundo. Emitimos corridas casi todo el tiempo. Menudas corridas. En nuestra tele ahora casi sólo salen toros y consejeros. El fin de semana jugaba el Madrid contra el Barcelona y lo retransmitían en otro canal, pero nosotros no nos rendimos y para hacerle la competencia al fútbol programamos una faena monumental desde un coso sudamericano.
El presidente se levanta y, de espaldas, mira fijamente el retrato del máximo líder, como si le estuviese contando algo que sólo él puede escuchar.
EL PRESIDENTE: [cruza la manos por la espalda y mantiene su mirada en el retrato]: ¿Quién ocupa más tiempo en los informativos?
EL REY DE LA TELE: Eso está cronometrado.
El Rey de la Tele se cae de la silla.
EL PRESIDENTE: ¿Te has hecho daño? No te habrás clavado la espada. ¿Cómo que cronometrado?
EL REY DE LA TELE: Sí [desde el suelo]. Cronometrado al segundo.
EL PRESIDENTE: ¿Entonces quién sale más?
EL REY DE LA TELE: [se reincorpora y echa la mano a la cadera con gesto de dolor] Tú, presidente.
EL PRESIDENTE: Muy bien, eso suponía. ¿Y después de mi quién es el que aparece más tiempo?
EL REY DE LA TELE: Tú eres el que más sale con mucha diferencia y después el que más tiempo chupa pantalla es... A ver, espera que piense... Sí, es el presentador del informativo.
EL PRESIDENTE: ¿Y cómo se llama el presentador?
EL REY DE LA TELE: No me acuerdo, pero sé que tiene un tic.
EL PRESIDENTE: ¿Un tic? ¿No me digas? Eso dará mala impresión en pantalla.
EL REY DE LA TELE: Qué va, el tic sólo le afecta cuando termina el informativo. De tanto pronunciar tu nombre se le ha quedado pegado y no para de repetirlo en todo el día como si fuera un loro. El otro día su mujer, la del presentador digo, se enfadó porque se había olvidado de cómo se llamaba ella.
Suena el teléfono rojo.
EL REY DE LA TELE:[temblando] Yo que tú no lo descolgaba.
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