NUEVA TEMPORADA EN CHASQUIDOS. ANSELMO COBIRAN HA REANUDADO LAS PUBLICACIONES TRAS SU DESCANSO DE VERANO

miércoles, noviembre 08, 2006

Descanso del mileurista

El mileurista se levantó a las siete y cuarto de la mañana y corrió para coger el autobús que le lleva al trabajo, una multinacional que fabrica galletas sin azúcar. El conductor ya se ha quedado con su cara, pero es antipático y la única confianza que se toma para recibirle cuando sube a bordo es una mueca de asentimiento al entregar el cambio. El conductor también es mileurista, pero va tirando.
Nada que contar en el trabajo. Rutina hasta decir basta. El mileurista sospecha que van a recortar plantilla, pero le da igual, y ahora que está en casa quiere acomodarse en el sillón. Vive sólo. Alquiló un apartamento a una viuda plagada de arrugas que los domingos juega al dominó. Una vieja que absorbe la gran parte de su raquítico salario.
El mileurista prende la tele al llegar a casa, pero no echan nada. Pronto se cansa y deja de prestar atención a la pantalla, mientras en uno de los canales un payaso hace malabarismos con bolos ardiendo. Saca el teléfono móvil del bolsillo y comienza a juguetear con las teclas pero no puede llamar porque su saldo se ha acabado.
Vuelve a mirar la pantalla. El payaso se ha quemado. Torpe. Quien juega con fuego se quema, eso dicen, pero el mileurista no siente compasión porque imagina que para eso le pagan, aunque no tenga gracia. ¿Cuánto ganará un payaso?, se pregunta. De niño quería ser médico, pero esa vocación se frustró años después al darse cuenta cuando fue al instituto de que era muy escrupuloso con la sangre y los olores.
Una mañana salió a pasaear por un parque y se encontró a su casera jugando al dominó con otra mujer de la misma edad más o menos. Mataban ambas el tiempo deslizando las fichas sobre una mesa carcomida. En el fondo les daba igual quien ganase. Su casera ahorra todo lo que puede aunque no tiene hijos ni ningún otro heredero. Lo poco que gasta en sobrevivir lo costea con su pensión. Caprichos ni uno. Cuando muera todo ese dinero que acumula en el banco recaerá en el Estado.

"Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión", Anselmo Cobirán advierte de que en este blog no se consentirán comentarios de carácter ofensivo.