NUEVA TEMPORADA EN CHASQUIDOS. ANSELMO COBIRAN HA REANUDADO LAS PUBLICACIONES TRAS SU DESCANSO DE VERANO

jueves, noviembre 23, 2006

Conozco al presidente

RESUMEN: En el capítulo anterior el parado revela al camarero del bar de barrio que planea robar el Botijo Nuclear al presidente después de que reciba a la oposición.





El presidente está sentado en la mesa de su despacho y hojea unos documentos.

REY DE LA TELE (fuera de escena): ¿se puede?

El presidente se mantiene impasible revolviendo los papeles.

REY DE LA TELE (fuera de escena, lloriqueando): No te enfades. Te prometo que no lo volveré a hacer.

El Rey de la Tele, vestido de torero, asoma timidamente la cabeza en el despacho.

PRESIDENTE (vuelve la cabeza hacia el lado opuesto). ¡No te ajunto!
REY DE LA TELE (asomado al despacho): Venga, no seas así. Un fallo lo tiene cualquiera. Si me perdonas te dedico un informativo entero para ti solo en horario de máxima audiencia con muchas estadísticas positivas de esas que te gustan.

El presidente cambia de cara y se ablanda.

PRESIDENTE: (mirando hacia el Rey de la Tele): Bueno, por esta vez vale. Te perdono. Adelante.

El presidente y el rey de la tele corren a su encuentro y se abrazan.

PRESIDENTE: He dicho que te perdono, pero estás castigado.

El presidente se dirige a la mesa, abre uno de sus cajones, saca un gorro de papel con orejas de burro y se lo cala al Rey de la Tele.

PRESIDENTE: Ahora te pones de cara a la pared, por travieso.
REY DE LA TELE (pataleando y lloriqueando): Jo, no es justo. Creí que volvíamos a ser amigos.
PRESIDENTE: ¡Obedece!

EL Rey de la tele se pone de cara a la pared, cabizbajo. De pronto suena el teléfono rojo.

PRESIDENTE (nervioso, con las piernas temblando). ¡Ay! Otra vez. Qué querrá ahora. Ya le dije que haría lo que me dijo. El Botijo Nuclear está listo, qué más quiere. ¿Por qué llamara? Tanto disgusto me sienta mal, ya me lo dijo mi mujer. ¡Cógelo tú!
REY DE LA TELE (también empiezan a temblarle las piernas por contagio, de cara a la pared): Ah,no, eso sí que no. ¡Yo estoy castigado!
PRESIDENTE: ¡Bribón! Me dijiste que no volverías a jugármela y no han pasado ni dos minutos y me traicionas otra vez.

REY DE LA TELE (empalma la mano con la punta de la nariz y agita los dedos): ¡Chincha, chincha que yo no cojo el teléfono!
PRESIDENTE: ¡Encima pitorreo!

El presidente se resigna y descuelga el teléfono.

PRESIDENTE (al auricular): No, lo siento. Aquí no vive ningún torero. Se ha equivocado.

El presidente cuelga.

PRESIDENTE (seca el sudor de la frente con el dorso de la mano): Qué alivio. Una equivocación. Pensé que era el Máximo Líder.
REY DE LA TELE (inquieto frente a la pared): Me aburro. ¿Puedo descansar ya?
PRESIDENTE: No, tu ahí quietecito, por travieso. Además ahora viene la oposición y un periodista. No quiero que metas la pata.
REY DE LA TELE. ¿Oposición? Pero si esos no salen nunca en la tele. ¿Para qué los recibes?
PRESIDENTE: Me hace ilusión conocerlos.

EL presidente vuelve a sentarse a revisar los documentos.

CONSTRUCTOR (fuera de escena): Soy el constructor. ¿Se puede?
PRESIDENTE: ¿Santo y seña?
CONSTRUCTOR: ¿Cómo?
PRESIDENTE (sube la voz): ¡Que me digas el santo y seña!
CONSTRUCTOR (socarrón): ¿Y si no lo digo que pasa?
PRESIDENTE: Tú mismo. Pues que no entras.
CONSTRUCTOR: Era broma. Allá va: conozco al presidente.
PRESIDENTE: Repitelo. No te oigo claro.
CONSTRUCTOR: ¡Co-noz-co al pre-si-den-te!
PRESIDENTE: Adelante.

Entra el constructor vestido de traje con un gorro rojo de Papa Noel y un saco lleno de ladrillos cargado al hombro. El Rey de la Tele se vuelve para observarlo y le saca la lengua. El presidente se pone en pie y le tiende la mano para recibirlo.

CONSTRUCTOR (tirándole por la chaqueta al presidente y haciendo pucheros): Presidente, presidente ¿has visto? Me ha sacado la lengua (acusa con el dedo al Rey de la Tele).
PRESIDENTE (retira la mano): Tu mira a la pared y quietecito. Travieso, que eres un travieso.

El presidente se sienta. El Constructor deposita el saco en el suelo, extrae un ladrillo de su interior y lo planta sobre la mesa.

PRESIDENTE: No me hagas reir. Rácano. ¿Crees que vas a convencerme con un triste y miserable ladrillo? Vas tú listo. Con eso no construyes en esta región ni una chabola. Haré que no he visto nada.

El Constructor saca dos ladrillos más.

PRESIDENTE: Comenzamos a entendernos. ¿Qué es lo que quieres?

El Constructor saca del bolsillo un plano y lo despliega sobre la mesa.

CONSTRUCTOR: Quiero construir la ciudad del futuro. Villalandia. Una urbanización con doce mil casas con piscina.
PRESIDENTE: ¡Caramba! ¿Pero de donde piensas sacar todo el agua para abastecer todas esas viviendas? Estamos secos y por si fuera poco Levante y Murcia recibirán un trasvase.

El teléfono rojo vuelve a sonar. El presidente responde.

PRESIDENTE: Sí, está aquí el constructor (guiña un ojo al constructor). Tus deseos son órdenes Máximo Líder.

El presidente cuelga.

PRESIDENTE: Todo arreglado. Este veranito nos bañamos en la piscina.

El presidente y el constructor se estrechan la mano. Entra la secretaria.

SECRETARIA: Presidente, la oposición acaba de llegar.

"Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión", Anselmo Cobirán advierte de que en este blog no se consentirán comentarios de carácter ofensivo.