Sumar

El niño come con desgana el desayuno que le ha servido su madre en la encimera de la cocina. El sueño le vence y deja perder su mirada en el dorso de la caja de los cereales. Posa sus ojos en el dibujo de una divertida jungla de colores en la que le gustaría adentrarse con tal de no ir al colegio. En veinte minutos empieza la clase de Matemáticas y deberá estar sentado en un incómodo pupitre fingiendo que presta atención al profesor Giraledo. El niño se acuerda de cuando aprendió a sumar con los dedos.
El tren que toma para ir al colegio está averiado y el autobús fuera de servicio por una huelga de conductores. Su madre no tiene tiempo de acompañarlo y llama a un taxi para que se lo lleve.
El niño no termina todo su desayuno. Unos cereales flotan sobre la leche en el fondo del cuenco. Restriega el antebrazo por la boca para limpiarse y baja con su madre al portal a esperar al taxi. Mientras desciende las escaleras su mente le transporta de nuevo a la idílica jungla de la caja de los cereales.