NUEVA TEMPORADA EN CHASQUIDOS. ANSELMO COBIRAN HA REANUDADO LAS PUBLICACIONES TRAS SU DESCANSO DE VERANO

jueves, agosto 17, 2006

El túnel

Anselmo Cobirán se metió en un túnel oscuro y avanzó unos pasos por su interior hasta que tropezó con otra persona. Asustado, se llevó la mano al bolsillo y extrajo una cerilla. Prendió el fósforo con nerviosismo y la tenue luz de su llama iluminó a un hombre moreno de mirada despierta que sostenía entre sus manos un diccionario abierto lleno de polvo.

- ¡Esto no es un túnel!- sentenció el hombre y de repente cerró el diccionario de golpe. La polvareda que levantaron sus páginas hizo estornudar a Cobirán, que a continuación sacó un pañuelo de su otro bolsillo para sonarse las narices. Un pañuelo bordado con sus iniciales A.C.
Cobirán estaba desconcertado. Aquel hombre misterioso al que no había visto jamás en su vida aseguraba que no estaban dentro de un túnel cuando era evidente que se encontraban en uno.
Jamás en su vida. Ese hombre no le sonaba de nada. Hizo memoria por si se trataba de algún comerciante o guardia de tráfico, ese tipo de personas a las que sólo conoces de vista e incluso alguna vez has dirigido la palabra o sabes su nombre pero entran dentro del cajón de los extraños, pero no. Estaba seguro. Nunca antes se había encontrado con él. Cobirán aguzó la vista para observar la cubierta del diccionario que sujetaba aquel desconocido. Llevaba impreso un título en letras de oro pero cuando se detuvo a descifrarlo se quemó los dedos. La cerilla se consumió. Volvía a estar a oscuras. El túnel era muy profundo y no se veía su otro extremo. Conducía a un jardín exótico con bonsais en el que reptaban repugnantes culebrillas de colores sobre su césped.
Para salir de dudas, Cobirán pregunto al extraño quién era. Ya no lo veía, pero sentía su presencia y el ritmo de su respiración.
- No soy un túnel.

Entonces al extraño se le escapó el diccionario de las manos y fue a caer a los pies de Cobirán. El impacto del grueso tomo le hizo daño, pero no rechistó.

- Perfecto. No eres un túnel. Menuda presentación. No se trata de que me digas lo que no eres, sino lo que eres.


El extraño se rió a carcajadas y dio una patada al diccionario que estaba en el suelo para que Cobirán no lo alcanzase, pero se agachó y por el tacto logró localizarlo. Al cogerlo resplandeció. Una potente luz lo inundó todo. El diccionario cobró vida y gritó con voz estentórea:

- Estamos en un túnel.

"Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión", Anselmo Cobirán advierte de que en este blog no se consentirán comentarios de carácter ofensivo.