Aventura
José de Juan abrió una tienda de electricidad en el fondo de un callejón al que, como es natural, casi nunca entraba nadie porque no conducía a ninguna parte. Para atraer clientes colocó a la entrada al callejón un gran luminoso, pero no daba resultado y la gente no se atrevía a pasar. Su mujer le desaconsejó el lugar, pero no le hizo caso. Fue directamente al banco y pidió un crédito. Ahora está endeudado hasta el cuello y piensa reconvertir el negocio en otro totalmente diferente con la esperanza de que sea rentable. Su mujer está enfadada y planea abandonarlo. A ella le hace tilín un capataz que abronca a los obreros cuando al verla pasar le silban.
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