NUEVA TEMPORADA EN CHASQUIDOS. ANSELMO COBIRAN HA REANUDADO LAS PUBLICACIONES TRAS SU DESCANSO DE VERANO

domingo, febrero 12, 2006

Inspiración

Una mujer atractiva avanza por la calle cargada de bolsas, mirando de reojo los escaparates que se encuentra a su paso. En un despiste tropieza pero un hombre la coge al vuelo y evita que se caiga.
- Mire por donde anda.
- Sí, muchas gracias. ¿Cómo se llama?
- A usted no le importa.
- Es usted un grosero.
- Lleva los cordones desabrochados.

El narrador, que pasa desapercibido, se introduce en la cabeza del hombre que sujetó a la mujer. Al narrador le encanta invadir las conciencias ajenas. Es un parásito que devora a los personajes por dentro sin que se den cuenta. El escritor, que se deja llevar, decide abrir un paréntesis y cambia a cursivas para exponer lo que el narrador descubre allí, en la interioridad del personaje.
(Me estoy haciendo el duro con ellas. A las mujeres no les gustan los blandos. Qué poco pesa esta mujer. No llegará a los cincuenta kilos. Quizá sea anorexica y se cree gorda cuando se mira al espejo, pero da igual porque está buena. No pienso decirle mi nombre. Lleva unos zapatos bonitos).
El narrador discute con el escritor.
- ¿Por qué no lo cuentas todo?
- Me da vergüenza. Es inmoral airear todo lo que encuentras al meterte en una conciencia.
- Tonterías, haz lo que te digo. Cuéntalo todo.
- Ni hablar. Aquí soy yo quien manda.
- ¿Seguro? A mí me parece que no. Tú estás a mis órdenes, no lo olvides. Cuéntalo todo.
- No.
- Tú mismo. Desobedece. Acaso te has olvidado de la crisis de inspiración que pasaste el año pasado. Un año entero sin escribir una línea a derechas. Sin ideas, sin personajes. No eras capaz ni de contar un cuento a tu hijo antes de darle las buenas noches. Nada.
- No, no, no. No me lo recuerdes.
La mujer quiere desprenderse de los brazos del hombre, pero no le suelta. Ella comienza a sentir miedo. En uno de sus bolsillos guarda un spray anti violadores que aún no ha estrenado.
El escritor se queda en blanco. Le apetece descansar. El narrador irrumpe de nuevo.
- No servirá de nada echar una cabezadita. Tú decides. O lo cuentas todo o se te acaban las ideas.
- Te odio.
- No necesito tu admiración. Hay otros escritores. No eres más que un envase. Si dejas de hacerme falta te desecharé.
- Déjame pensarlo. Por favor.
El narrador acepta y le concede una tregua. De inmediato, el escritor recupera el hilo de su historia.
La mujer consigue zafarse y echa mano de su spray. Apunta a los ojos del hombre y aprieta el botón, pero no funciona. Está precintado. Se le olvidó quitarle el precinto. El hombre, al reparar en que el spray no le cegará, se lo arrebata de las manos.
El escritor vuelve a quedarse en blanco.
- ¿Qué has decidido? pregunta el narrador.
El escritor calla.
- He dicho que qué has decidido. ¡Responde!
El escritor, que se encuentra en el despacho de su casa, se levanta de la silla y enciende su equipo de música para tapar la voz interior del narrador. Gira a tope la rosca de volumen, pero es inútil. Su voz sigue martilleándole.
- Eres injusto conmigo. Paso muchas horas al día escribiendo todo lo que me dictas. No te necesito. -reprendé al narrador.
- ¿Injusto? Por favor. No te enteras. Eres insignificante. No vales nada Na-da. Na-da.Na-da. Si te enfrentas a mi saldrás perdiendo.

"Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión", Anselmo Cobirán advierte de que en este blog no se consentirán comentarios de carácter ofensivo.