Mítico
Un delfín emergió de la cabeza del engendro.
Saltó por encima de él con gran impulso
y se posó sobre un dintel sostenido por columnas griegas.
Allí el delfín se transformó en un tigre dócil.
El tigre no tenía garras afiladas,
tampoco fauces intimidantes, sus dientes más bien
parecían los que tiene un infante, de leche, inofensivos.
Su pelaje carecía de brillo.
Una mancha negra se extendía por todo su lomo hasta el testuz.
El tigre, nada más materializarse tras la transformación del delfín,
lamió sus heridas y el dintel se derrumbó.
Fue el engendro quien lleno de rabia
destruyó las columnas que lo mantenían en pie
antes de defallecer.
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