NUEVA TEMPORADA EN CHASQUIDOS. ANSELMO COBIRAN HA REANUDADO LAS PUBLICACIONES TRAS SU DESCANSO DE VERANO

jueves, octubre 20, 2005

La Leguleya

La leguleya entra en la oficina sin tocar la puerta. Lleva bajo el brazo una gruesa carpeta de plástico repleta de documentos. Está gorda y no viste a la moda. Una falda plisada que baja hasta las pantorrillas conjuntada con una vieja chaqueta de lana con bolitas. Fondo del armario. No tiene ningún pretendiente, pero cree que un funcionario del registro le quiere tirar los trastos.
- ¡Te voy a denunciar! -espeta al primer oficinista que encuenta señalándolo con el dedo. El pulso le tiembla. Carece de carisma, pero intenta intimidar con el argot del abogado.
- ¿A mí? -responde extrañado el oficinista, un joven bajito con corbata sobre una de esas camisas blancas al estilo de los mormones. Su mesa está cubierta de papeles que le tapan hasta el teclado del ordenador.
Entonces irrumpe el narrador y les oberva, pero ni el uno ni la otra le ven porque es invisible. El narrador, que se sienta en una esquina de la mesa, odia a la leguleya, le tiene ganas y está esperando la más mínima ocasión para hundirla. Está a favor del pobre oficinista.
Son las once de la mañana. El oficinista durmió mal la noche anterior y le despertó el sonido estridente del despertador que acaba de comprarse su novia, un muñeco japonés vestido de luchador que a la hora señalada abre la boca y chilla como un castrati. No le dio tiempo a desayunar y está de mal humor. El narrador se compadece de él y le pone la mano sobre el hombro, pero no la siente porque también es intangible.
La leguleya no lleva gafas, pero las necesita. Tiene miopía y astigmatismo, el narrador lo sabe, pero hasta que no vaya al oculista no se enterará. Sabe también que se comprará unas gafas con montura de pasta a los años setenta que le sentarán muy mal. La leguleya es fea.

"Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión", Anselmo Cobirán advierte de que en este blog no se consentirán comentarios de carácter ofensivo.