Adiós
Antes de irse escanció la amargura
que tras de sí derramó como estela.
Después del brutal portazo pasman
las bastas huellas que imprimieron
su par de tacones en la moqueta
pringada de húmedo rojo de vino.
A medida que muy rápido se desvanecen,
sus pisotones ruidosos desde la escalera
hacen escocer los oídos donde todavía
el eco de nuestra bronca martillea.
anselmocobiran@yahoo.es
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